Fahrenheit 451

Videoinstalación 

Duración : ciclo de 24' 32" 
Año de realización : 2001 
Realización : Gustavo Kortsarz 
Música : Garth Knox




   
 



El video : es la imagen de un libro (« Fahrenheit 451 » de Ray Bradbury) que, de manera espontánea se prende fuego, sus páginas son consumidas por las llamas hasta carbonizarse ; luego, por un efecto de montaje, la continuidad de los acontecimientos da marcha atrás y el libro carbonizado recobra su estado inicial. Resistencia de la cultura. 

 La espacialización sonora : grabada sobre 4 pistas y difundida por 4 parlantes. La banda de sonido ha sido compuesta e interpretada por Garth Knox. 


para la instalación se necesitan: 

2 lectores CD 
4 parlantes 
1 lector DVD 
1 video proyector 

la sala debe estar en la oscuridad ; uno de los muros hace de pantalla, lo ideal es que la proyección tome toda la superficie de la pared. 


" Hoy en día no quemamos los libros. O más bien, ya no los quemamos más. A veces, los prohibimos, pero ni siquiera; pocos son los países occidentales donde una censura oficial sigue pesando sobre las obras del espíritu. Hoy en día, cuando un libro molesta, se lanzan asesinos contra su autor; se pone precio a la cabeza de un Salman Rushdie, culpable de haber escrito Los Versos Satánicos juzgado incompatible con el respeto debido al Corán por parte de aquéllos que se creen guardianes de la verdad y sus únicos intérpretes. También puede ser que la denuncia se diriga contra la editorial con la esperanza de conseguir que el libro desaparezca de las librerías y que el editor sea golpeado con fuertes multas; los artículos L 227-24 y L 624-2 del nuevo Código Penal Francés permiten que cualquier liga de moral participe en este tipo de procedimiento. O, en caso de considerarse una película ofensiva, los ofendidos presionan al gobierno para que se la saque de pantalla - presión que puede llegar en los casos más extremos, como La Última Tentación de Cristo de Martin Scorsese, por ejemplo, hasta el incendio de la sala que lo exhibe. 

Como lo dice Bradbury, hay más de una manera de quemar un libro, una de ellas, quizás la más radical, consiste en hacer que la gente sea incapaz de leer por atrofia de todo interés por la cosa literaria, pereza mental o simple desinformación. 

Jean d'Ormesson escribió en Le Figaro del 10 de diciembre de 1992, al día siguiente de la supresión de Caractères, el programa literario animado por Bernard Rapp en France 3, canal estatal: No quemamos los libros, pero los ahogamos en silencio. Hoy en día todo el mundo repudia la censura. Y, de hecho, no son los libros de los opositores, no son las ideas sediciosas las que están condenadas a la hoguera del olvido: son todos los libros y todas las ideas. ¿Y por qué se los condena? Por una razón muy simple: porque no atraen suficiente público, porque no arrastran suficiente publicidad, porque no producen suficiente dinero. La dictadura del rating es la dictadura del dinero. Es el dinero contra de la cultura (...) Podíamos pensar ingenuamente que el servicio público tenía una vocación cultural, educativa, formadora, tal vez algo así como una misión. Estábamos muy equivocados. El servicio público se acomoda a la vulgaridad general. La República no necesita escritores. "


Jacques Chambon